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Ana María Matute Ausejo (1925 – 2014, Barcelona)
“La infancia no es una etapa de la vida: es un mundo completo, autónomo, poético y tambiéncruel, pero sin babosidades”
Max Aub Mohrenwitz
(París, 1903 – Ciudad de México, 1972).
“Se es de donde se hace el bachillerato”
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EL MONTE
Cuando Juan salió al campo, aquella mañana tranquila, la montaña ya no estaba. La llanura se abría nueva, magnífica, enorme, bajo el sol naciente, dorada. Allí, de memoria de hombre, siempre hubo un monte, cónico, peludo, sucio, terroso, grande, inútil, feo. Ahora, al amanecer, había desaparecido. Le pareció bien a Juan. Por fin había sucedido algo que valía la pena, de acuerdo con sus ideas. —Ya te decía yo —le dijo a su mujer. —Pues es verdad. Así podremos ir más de prisa a casa de mi hermana. Max Aub, Algunas prosas, 1954 ERRATA Donde dice: Max Aub, Crímenes ejemplares, 1957 Lo maté porque era de Vinaroz. Max Aub, Crímenes ejemplares, 1957 Lo maté en sueños y luego no pude hacer nada hasta que lo despaché de verdad. Sin remedio. Max Aub, Crímenes ejemplares, 1957 La hendí de abajo a arriba, como si fuese una res, porque miraba indiferente al techo mientras hacía el amor. Max Aub, Crímenes ejemplares, 1957 Lo maté por no darle un disgusto. Max Aub, Crímenes ejemplares, 1957 Lo maté porque estaba seguro de que nadie me veía. Max Aub, Crímenes ejemplares, 1957 ES QUE USTEDES NO SON Es que ustedes no son mujeres, y, además, no viajan en camión, sobre todo en el Circunvalación, o en el amarillo cochino de Circuito Colonias, a la hora de la salida del trabajo. Y no saben lo que es que le metan a una mano. Que todos y cualquiera procuren aprovecharse de las apreturas para rozarle los muslos y las nalgas, haciéndose los desinteresados, mirando a otra parte, como si fuesen indecentes palomitas. Indecentes. Y una procura hurtarse a la presión y empuja hacia otro lado. Y ahí, otro cerdo, con las manos en los bolsillos, rozándola a una. ¡Qué asco! Pero ese tipo se pasó de la raya: dos días seguidos nos encontramos lado a lado. Yo no quería hacer un escándalo, porque me molestan, y son capaces de reírse de una. Por si acaso me lo volvía a encontrar me llevé un cuchillito, filoso, eso sí. Sólo quería pincharle. Pero entró como si fuera manteca, puritita manteca de cerdo. Era otro, pero se lo merecía igual que aquel. Max Aub, Crímenes ejemplares, 1957 SOY MAESTRO Soy maestro. Hace diez años que soy maestro de la Escuela Primaria de Tenancingo, Zacatecas. Han pasado muchos niños por los pupitres de mi escuela. Creo que soy un buen maestro. Lo creía hasta que salió aquel Panchito Contreras. No me hacía ningún caso, ni aprendía absolutamente nada: porque no quería. Ninguno de los castigos surtía efecto. Ni los morales, ni los corporales. Me miraba, insolente. Le rogué, le pegué. No hubo modo. Los demás niños empezaron a burlarse de mí. Perdí toda autoridad, el sueño, el apetito, hasta que un día ya no lo pude aguantar, y, para que sirviera de precedente, lo colgué del árbol del patio. Max Aub, Crímenes ejemplares, 1957 PUEDEN USTEDES PREGUNTARLO Pueden ustedes preguntarlo en la Sociedad de Ajedrez de Mexicali, en el Casino de Hermosillo, en la Casa de Sonora: yo soy, yo era, muchísimo mejor jugador de ajedrez que él. No había comparación posible. Y me ganó cinco partidas seguidas. No sé si se dan ustedes cuenta. ¡Él, un jugador de clase C! Al mate, cogí un alfil y se lo clavé, dicen que en el ojo. El auténtico mate del pastor… Max Aub, Crímenes ejemplares, 1957 |