El microrrelato de los viernes: Dos micros de Francisco Ferrer Lerín

 
DESPERTÓ EN CAMA EXTRAÑA

No dormía con su esposa desde mil novecientos ochenta y cuatro, ni en la misma cama ni en el mismo cuarto; lo decidieron cuando las fiebres. Pero hoy al despertar ella estaba a su lado, acurrucada, aunque vuelta hacia el lado izquierdo donde, por cierto, descansaban otras personas que él creyó con vida.

UNA TORRE CILÍNDRICA

Subo por la escalera de caracol que ocupa el interior de una torre cilíndrica muy elevada y al llegar arriba y levantar la trampilla accedo a una azotea circular de dos metros y medio de diámetro provista de un antepecho de treinta y cinco centímetros de alto. El viento es muy fuerte y decido bajar pero no puedo levantar la trampilla al haber quedado cerrada y abrirse por dentro. Tengo suerte, sube gente, abren, pero invaden la azotea sin dejarme salir, la trampilla vuelve a quedar cerrada, y allí quedamos, comprobando con preocupación que somos demasiados para un espacio tan reducido. Oímos pisadas en la escalera, sube otro grupo y, apretujados, nos preguntamos cuántos de los presentes deberán tirarse al vacío para que los recién llegados quepan en la azotea, al tiempo que algunos la abandonamos. Otra solución no es posible.

FRANCISCO FERRER LERÍN (Barcelona, 1 de enero de 1942)

De Mansa Chatarra, Jekyll & Jill editores