Body Guard de Iris Menegoz

Desde cuando había enviudado, Ángela, mi vecina de casa en el pueblo, empezó a recoger gatos perdidos. Primero fue un cachorro extraviado delgado y sin cola. Después una gatita embarazada que parió tres gatitos y, poco a poco, la familia felina se convirtió en colonia.
Los gatos vivían bastante aislados en el huerto de Ángela. Difícilmente se podían ver ni se podía uno acercar, tampoco acariciar. Lástima, porque a mí los gatos me han gustado siempre mucho.
Una mañana de principios de verano llegó él. Un joven gato de pelo negro brillante como un trozo de regaliz, ojos amarillos y bigotes impresionantes. Una pantera en miniatura.

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La calle de los santos equivocados

Confieso que, en el inmenso mundo del arte, desde siempre fui partidaria de las «Anunciaciones». Especialmente de la figura de la Virgen. Siempre joven, sorprendida, asustada, obediente, pero nunca feliz. Como si supiera que aquel anuncio le iba a traer, antes o después, un sufrimiento.

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OCASO URBANO de Iris Menegoz

El día se iba hacia el atardecer.
El cielo, renombrado por su gris, se dejaba pintar de un inesperado rojo carmín. En la casa reinaba un silencio relajante.
Ana, para gozar de aquellos últimos rayos de sol, y para descansar un poco, se sentó en la silla de mimbre en un rincón del pequeño balcón. El aire era dulce. El sol había cruzado el puente e iba poco a poco desapareciendo detrás de los últimos edificios.
Impresa en su mente tenía la imagen de un puente… sí de un puente, pero de un puente de madera… y una cara… sí una cara de un fotógrafo guapo y encantador.
¿Cuántas veces vio aquella película?

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Naturaleza chistosa

Me llamo Bil, Bil Conerado, bienvenido Profesor Russel, bienvenido en nuestra granja «Naturaleza chistosa». Yo soy vuestra guía personal para satisfacer todas vuestras curiosidades inherentes la organización y el funcionamiento de nuestra comunidad.
Si acaso ustedes están de acuerdo empezaría a ilustrar nuestro sistema de viviendas. Como ustedes puede observar todas están estructuradas en diferentes maneras para conformarse con las distintas morfologías de lo inquilinos.

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Travesura nocturna

En los años 50/60 mi papá trabajaba en el cine. En el cine Manzoni de Milán. Era el encargado de la calefacción. Trabajaba hasta la medianoche.
En aquellos años su medio de transporte era una vieja bicicleta que llevaba sobre el portaequipajes una caja de madera como las que se utilizan para contener fruta y verdura.

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La calle de los santos equivocados

Confieso que, en el inmenso mundo del arte, desde siempre fui partidaria de las «Anunciaciones». Especialmente de la figura de la Virgen. Siempre joven, sorprendida, asustada, obediente, pero nunca feliz. Como si supiera que aquel anuncio le iba a traer, antes o después, un sufrimiento.

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Dos Microrrelatos de Iris Menegoz

FIESTA
Cuando hacemos el amor tu tienes los ojos cerrados.
Tu boca apretada como cicatriz de una vieja herida
revela el hilo de tu aliento caliente.
Sólo tus manos grandes de arena seca reconocen a mi cuerpo.
¡Mírame por Dios! Mírame mi amor y será una fiesta.

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Silvio de Iris Menegoz

Llovía a cántaros aquella mañana de abril de 1954.
Silvio, aún no tenía quince años, cuando dejó su casa de camino a la estación de tren, a 1 kilómetro.
Alto, delgado, rubio, con ojos azules, inconscientemente guapo. Una mirada severa y grave ocultaba su cara adolescente.

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