SI FUESES TIERRA CRECERÍA EN TI
Si fueses tierra crecería en ti
y daría frutos de una rara dulzura,
sería fiel a los caminos que te surcan la piel
y a los ríos secretos que te atraviesan la entraña.
SI FUESES TIERRA CRECERÍA EN TI
Si fueses tierra crecería en ti
y daría frutos de una rara dulzura,
sería fiel a los caminos que te surcan la piel
y a los ríos secretos que te atraviesan la entraña.
Un periodista afirmó lo siguiente en un medio español: “yo fui el último de mis amigos en aprender a montar en bicicleta”. Pero, ¿cómo una misma persona puede ser a la vez sujeto y predicado? Quiero decir que ese “yo” que habla no puede definirse a sí mismo como “el último de mis amigos”. Usted no es uno de sus amigos. Usted será, en todo caso, un componente de su grupo de amigos.
La frase debería haber sido, por ejemplo, “yo fui el último de mi grupo de amigos en aprender a montar en bicicleta”. Salvo caso de doble personalidad.
Leer MásCRIANZAS
Siempre imagino que mi madre tiene nada más que venticinco años (la edad que ella tenía cuando yo nací), de ahí, que me enfurezca si la oigo arrastrar los pies, cloquear, toser o pensar como una vieja. No entiendo por qué a los venticinco años le han salido arrugas ni me explico cómo siendo tan joven se acuesta tan temprano.
Leer MásEL SIGUIENTE, POR FAVOR
Siempre demasiado impacientes por el futuro, adquirimos
la mala costumbre de la esperanza.
Siempre hay algo que se acerca; cada día
decimos Hasta entonces,
El licenciado vidriera, narración incluida en las Novelas ejemplares de Cervantes, cuenta la singular locura, debida a un hechizo, que sufre su protagonista, Tomás Rodaja, quien se cree hecho de vidrio.
Leer MásSOLEMNE
Boato. A uno y otro lado de las bancadas, los familiares de los novios contienen la respiración con la última nota del órgano, la que da paso a la liturgia.
Leer MásVa dando un poco ya de rubor o vergüenza ajena hablar de estas cosas. Se supone que un redactor debería conocer de sobra el lenguaje —su herramienta de trabajo, insistimos— y la gramática, en particular.
Leer Más
XIX
ya no te reconozco
ni en la cadencia, ni en el pálpito
hoy recuerdo sólo el roce de la muerte liviana
PROMETEO
De Prometen nos hablan cuatro leyendas. Según la primera, por
haber revelado a los hombres secretos de los dioses, fue encadenado en el Cáucaso, y los dioses enviaban águilas que le devoraban el hígado, que siempre volvía a crecer.