-En el país de los ciegos el tuerto es rey-
Mi intención era escribir algo sobre el Día del Libro, dedicándolo a Gutenberg, el inventor de la tipografía moderna, y al Libro. Es un homenaje a los creadores de la Libertad, a quienes lucharon contra el analfabetismo, contra los acaparadores de la cultura (pero no pude terminarlo para la fecha indicada), por esta sencilla razón, los poderosos, los dictadores, han empleado siempre la censura, el crimen y el fuego, entre ellos el de la Santa Inquisición…
A modo de prólogo: Lo que sigue a continuación es algo parecido a un cocido. Mis escritos fueron, y son para mí un desahogo, un grito, un tratamiento, la Escritura remplazó las palabras, la Voz que la sádica y criminal dictadura me obligó a callar. Cuando se trata, llamo las cosas por su nombre y no ando con remilgos. ¡Al pan, pan, y al vino, vino!
Durante muchísimos años estuve reñido con la lengua oficial y con mi patria, debido a que la dictadura centralista borreguera-merinera-torquemadera odiaba el bilingüismo, y la libertad de expresión, en este caso me refiero especialmente a la literatura. Cuando las aguas se calmaron mi compañera me hizo comprender que la culpa no era del país que me vio nacer, si no de sus gobernantes.
Aprovecho la ocasión para explicar que lo que escribo sucedió antes de conocer a mi media naranja. Soy un autodidacta, los avatares de la vida y mi carácter nómada no me permitieron cursar estudios superiores, pero logré nutrirme con los alimentos culturales proporcionados por las bibliotecas y sus amables bibliotecarias.
No se escandalicen si en mi relato empleo el argot, el caló, palabras y frases en nuestros idiomas nacionales y extranjeros, no es que me considere políglota ni mucho menos, pero resulta que al final me he creado mi propio lenguaje. A veces me armo un lío con este revoltijo, que ni yo mismo me aclaro. Con esto quiero decir, y no es una perogrullada, que cada país tiene su habla, lo mismo que cada profesión, varias de las cuales estuve obligado a ejercer, bien o mal, como el de tipógrafo (la mejor), metalúrgico, lavaplatos a bordo de un platanero sueco, peón albañil, marinero de segunda clase en dos barcos holandeses, intérprete, motorista naval en un petrolero con bandera liberiana – del cual no tardé en desembarcar, pues pertenecía a una de las llamadas «Siete hermanas», las compañías americanas poseedoras del control mundial del petróleo -, pintor de brocha gorda, estibador en diversos puertos, cocinero, artista mimo en Bolonia, empleado durante varios años en una galería de arte en Milán, así como barrendero de escaleras y otros trabajos más humildes y pesados…
La agonía y defunción de mi compañera, mi ‘Faro humano’, a la cual asistí hasta que su corazón y su cerebro se inmovilizaron, fueron las causas de que los míos se enfermaran… ¡Más me hubiera valido haber recibido una patada en las pelotas!, las cuales, a mis 90 tacos actuales no me sirven para nada. De vez en cuando mi cerebro hace de las suyas… Se calmará cuando mezclaré mis cenizas con las de mi compañera…
Naturalmente, en mi manuscrito hallo material escrito años atrás, que mezclo con acontecimientos actuales. Se da el caso de que la idea de escribir este artículo me la ofreció un viaje cultural de una semana a Madrid, concedido por el Gobierno español a un precio barato, a exiliados/as y emigrantes no acaudalados; fueron el famosísimo cuadro de Picasso de Guernika y un cocido madrileño quienes me inspiraron.
Era la primera vez que ponía los pies en la capital, me quedé asombrado al ver aquellos tejados oscuros, acostumbrado al color de las tejas, pero cada uno se las arregla con el material que halla a su alcance. Por vez primera pude ver el famoso cuadro, -iba a decir en carne y hueso-, e incluso comer el famoso cocido castellano.
Para que puedan hacerse una idea de la diferencia que existe entre nuestras diversas Regiones, como en el habla, y en la gastronomía, les ofrezco una serie de varios cocidos: Cocido madrileño castellano, maragato (León), montañés (Cantabria), andaluz, gallego, Pote asturiano, Olla gitana, Escudella i carn d’olla (Cataluña).
Quedé asombrado por el hecho de que la famosa obra del pintor malagueño estuviera expuesta en el Museo Reina Sofía, y no en el Museo del Prado, y que el guía que habíamos pagado se pirara. La señora Sofía seguramente hubiera preferido una escultura griega, pues de aquel celebérrimo cuadro no comprendía nada, quizás fue debido a que en su Grecia natal no se dedicaban a la pintura, la verdad sea dicha no le gustaban todos aquellos caballos, toros, se le asemejaban a un mercado, le agradaban más Goya, Velázquez o Bosch…
Ahora deseo aclarar varias cosas sobre lo que escribo, empezando por el título: 1714- La Historia se repite, sobre los bombardeos genocidas de Guernika (26 de abril 1937) y de Barcelona (16,17,18 de marzo 1938). Estos bombardeos de las aviaciones nazi-fascistas fueron ordenados en parte, por el mayor criminal que ha parido España. El objetivo era anular los derechos que la República había concedido a estas Regiones, y aterrorizar al pueblo, a mujeres, niños, ancianos. Miles de víctimas inocentes. El bombardeo de Guernica fue considerado el primer ensayo de Guerra total, y el de Barcelona el segundo.
El famoso cuadro de Picasso, que los americanos pudieron admirar hasta la muerte del dictador español, tal vez inspiraron los bombardeos de Hirosima y Nagasaki.
Ahora deseo hablaros de algo que está de actualidad, o sea de Barcelona, la ciudad donde vi la luz. ¡Vaya luz! Nací en 1927. Según aseguran los que se ocupan de estas cosas, a los tres meses de permanencia en el vientre de la madre el bebé ya puede oír los rumores, la música… Pero a mí me tocó oír el estallido de bombas y granadas. Reinaba la dictadura del general Primo de Rivera, padre de José Antonio, el creador de la Falange española y de las Jons, ¡Cojones! Eran tíos de izquierda y derecha que se peleaban. El 14 de abril del 1931, a mis tres años y medio asistí al nacimiento de la segunda República. El 18-19 de septiembre del 1936 ¡Inició la corrida!, yo tenía nueve abriles. En el mes de marzo del 1938, víctima de los terribles bombardeos agarré una bronco pulmonía, que poco faltó para que me llevara al otro barrio, estirase la pata, o la diñase, o sea muriese. Me asistieron enfermeras de la Cataluña francesa, voluntarias que se ocupaban especialmente de los llamados niños rojos. Una de las pocas cosas que aún recuerdo con agrado, fue que cuando ya me hallaba mejor me daban champagne y paté para hacerme recuperar las fuerzas.
A principios de 1939 llegaron los enemigos de la Libertad y de la República, votada por el pueblo, a la que muchos de los traidores juraron ser fieles.
Dictadura, racionamiento, estraperlo-mercado negro, prostitución para dar de comer a los hijos y a los maridos en las cárceles, en los campos de concentración… Hambre. Durante la guerra, los chavales cantábamos con cachondeo: En mi casa no se guisa, ni con leña ni carbón, que se guisa con las bombas que tira la aviación. Más tarde, por lo bajines (en silencio), decíamos: Franco, nos prometiste darnos pan blanco, y nos das pan de serrín, di ¿por qué echaste a Negrín? (último Presidente republicano). A lo mejor nos hubiera contestado: ¡Comed piedras, rojos de mierda!
Finales de noviembre de 1968: -Pegando brincos por los Pirineos-. Inicia mi exilio…
En resumidas cuentas, fui testigo forzado de todos estos acontecimientos.
Gracias al libro, en mi poder, con el sencillo título 1714, de ochocientas páginas, que he leído dos veces, y otras investigaciones realizadas por mi cuenta, he conocido todo lo ocurrido en aquellos años. Habsburgos y Borbones pretendían el trono (apenas chapurreaban el español) que finalmente logró Francia, o sea Felipe V. Actualmente la Historia se repite. Los dos ex enemigos se pusieron de acuerdo, Francia ocupó parte de la Cataluña que pertenecía al Reino de Aragón, pues basta ir de paseo por la ciudad de Perpiñán para darse cuenta.
A Inglaterra, los franceses le regalaron Gibraltar con sus monos; además los dos rivales consiguieron arrebatar el Monopolio de la Esclavitud, que un Papa regaló a los españoles, los dos ex enemigos se apoderaron de este criminal tráfico.
No deseo hablar de los bombardeos, todo pasó, pero los recuerdos permanecen en un rincón de mi cerebro. Italia se libró de su dictador y en el 1947 al rey lo mandaron a paseo, el pueblo votó por la República.
En 1975, el dictador Franco, el -amante del garrote vil- se trasladó al Valle de los Caídos, el pobre estaba cansado, le dolían los dedos de tanto haber firmado millares y millares de condenas a muerte, además estaba cabreado, porque se había descubierto que su origen no era íbero, así que se llevó la llave, pues según él España era propiedad suya. Dejó de herencia al pueblo español, una dictadura que duró cuarenta años, no un presidente republicano votado por el pueblo en 1931.
Me despido con un simbólico abrazo a las amantas/es de la Libertad, al Libro, que es un arma silenciosa para luchar contra los sádicos dictadores, y a Gutenberg. Tomo prestado lo que escribía un poeta: El leer es como vivir dos veces.