Leer viajando, esperando …

La Columna de Jean Claude Fonder

Yo leo normalmente por la mañana, muy temprano, mientras espero que mi mujer se despierte para desayunar juntos. Duermo poco, raramente consigo dormir más de 6 horas seguidas. No leo por la noche porque me entra sueño y si me quedo dormido muy temprano luego me despierto antes del amanecer, y no quiero.

Otro momento ideal para disfrutar de mi pasión por la lectura es mientras viajo, aunque sea un trayecto breve: en el tranvía, en el metro o en cualquier otro medio de transporte. Del mismo modo que aprovecho para leer en los momentos en los que tengo que esperar, por ejemplo, antes de que empiece un espectáculo, o en cualquier oficina pública.

Empecé a leer con libros de bolsillo, libros de aventuras que me compraba con mi dinero, de mi bolsillo igualmente. Costaban poco y los llevaba siempre conmigo. Odiaba  las primeras ediciones porque, al ser más pesadas, no me las podía llevar a todas partes.

Más adelante, cuando empecé a trabajar, seguí practicando esta costumbre que me creaba un agradable intervalo en la prisa diaria que caracterizaba mi actividad. Non me gustaban los periódicos, aproximativos a la hora de informar e invasores en todos los sentidos. Eran y siguen siendo difíciles de manejar y además intentaban manipularme. Ya era demasiado leer uno sólo, os podéis imaginar tener que llevar otros  para poder tener diferentes fuentes de información.

Por el contrario, me gustaban los libros largos, novelas y relatos, los que me creaban una vida, un mundo diferente. A veces, cuando me acercaba al final del libro, ralentizaba mi ritmo de lectura. Cuando lo acababa, empezaba inmediatamente otro.

He llenado las estanterías de todas las casas en las que he vivido, en ciudades como Lieja, Bruselas o Milán, donde vivo actualmente. Leía principalmente en francés, en inglés también, aunque esta última lengua es la que usaba para trabajar y no me gusta. Cuando me mudé a Italia descubrí el italiano y sobre todo su literatura que no conocía. Llené otras estanterías porque si quieres hablar bien y tener fluidez usando el idioma, y  además poder escribirlo, leer es fundamental.

Ya de jubilado he empezado a aprender el español por gusto, ya que este idioma practicado por tantas personas tiene la literatura más interesante y más dinámica del mundo actual.

Para mi, aprender un idioma es una de las cosas más interesante y enriquecedora que se puede emprender, significa conocer nueva literatura, nuevo cine, nueva historia, nuevo puntos de vista y  sobre todo, conocer a nuevas personas practicando su idioma. Lo importante es hacerlo bien y para ello, como decía,  leer es indispensable, así que comprar libros en español es muy importante y desde Italia no es tan fácil. No me gusta tomar prestados los libros en las bibliotecas, prefiero comprarlos y hacer con ellos lo que quiera, saber que puedo consultarlos, releerlos o incluso regalarlos.

Pero el mundo ha cambiado.

Commuters use their smartphones as they ride in a bus leaving Manhattan through the Lincoln Tunnel in New York

Creo que esta foto representa muy bien lo que podemos ver hoy en día en los medios de transportes. Ya han desaparecido los pequeños diarios que se distribuían gratuitamente, pero también se ve poca gente que lee el periódico nacional, los libros de papel e incluso los «eBooks», lectores de libros digitales. Con la bajada de los precios y la digitalización general de textos, audios y vídeos, todos o casi todos poseen un «smartphone»: un teléfono inteligente, de diferentes tamaños variadas o incluso un «tablet», prácticamente un pequeño ordenador.

¿Qué hace la gente cuando maneja estas herramientas?

Comunican entre ellos con las mensajerías, juegan, escuchan música, navegan por internet, miran las redes sociales, sobre todo Facebook etc …

Estos dispositivos son sólo herramientas. Inicialmente cuando la tecnología nueva nace y se difunde, se tiende a substituir la precedente, pero las nuevas potencialidades del medio, paso a paso se descubren, y pueden influir en la evolución de la sociedad. Es importante, creo, no rechazar las nuevas tecnologías sino utilizarlas, acompañarlas y trabajar para que puedan mejorar nuestro mundo.

Repasando sólo  mi caso personal, ya vemos que muchos de los problemas que tenía encuentran ahora una solución. Puedo comprar, incluso en España, y ya no tengo problema de estanterías. Puedo llevar conmigo uno o mucho más libros de grandes dimensiones. Tengo todos los diccionarios que necesito, puedo consultar diferentes periódicos de países diferentes y sobre todo, gracias a la evolución de Facebook en un medio de comunicación selectivo, puedo informarme y contribuir a la difusión de la información que considero importante, incluso produciéndola y opinando personalmente sin prácticamente ningún filtro y con gastos casi inexistentes.

El tiempo que consagraba a la lectura está disminuyendo, aunque no veo casi la televisión, solo el telediario, que lo veo por internet.

Esperando y viajando ahora también escribo….

 

JEAN CLAUDE FONDER