Georg Friedrich Haendel (1685 – 1759)
Drama para música en tres actos (1735)
Libreto anónimo según Ginevra, princesa de Escocia de Antonio Salvi (1708), inspirado por «El Orlando furioso» del Arioste
Estrenado el 8 de enero 1735 en el Covent Garden de Londres
Dirección musical | Andrea Marcon |
Dirección de escena | Richard Jones |
Escenografía y Figurines | Ultz |
Iluminación | Mimi Jordan Sherin |
Coreografía | Lucy Burge |
Dirección y concepcion de las marionetas | Finn Caldwell |
Ariodante | Sarah Connolly |
Ginevra | Patricia Petibon |
Dalinda | Sandrine Piau |
Polinesso | Sonia Prina |
Lurcanio | David Portillo |
El Rey de Escozia | Luca Tittoto |
Odoardo | Christopher Diffey |
Coro | English Voices |
Orquesta | Freiburger Barockorchester |
Continuo Clavicémbalos 1 y 2 |
Andrea Marcon y Johannes Keller |
Tiorbas / laudes 1 y 2 | Maria Ferré y Mónica Pustilnik |
Violoncelo | Guido Larisch |
Production / Coproduction
Nueva producción del Festival de Aix-en-Provence
En coproducción con Dutch National Opera, la Canadian Opera Company y el Lyric Opera of Chicago
Muy querido por el Rey y más aún por la hija de éste, era el caballero llamado Ariodante, por ser extremadamente valiente, pero sobre todo porque sabía que la amaba. Sabía que ni el Vesuvio, ni el volcán de Sicilia, ni en Troya, arderían jamás llamas como las que Ariodante tenía por ella en su corazón.
Ludovico Ariosto, Orlando furioso (1516)
Bajo una luna equivoca, un hombre canta la traición de la mujer a la que quiere. El caballero Ariodante y la princesa Ginevra se habían jurado fidelidad eterna. Pero el alevoso Polinesso, que codicia también a la muchacha, consigue hacerla pasar por infiel. Será necesaria una desesperación profunda, un suicidio fallido y un torneo a vida o muerte para restablecer la verdad. Basado en el hábil libreto de Antonio Salvi, este argumento — tomado del famoso Orlando furioso de Ariosto – permitirá que Handel componga su ópera, el más perfecto y sublime canto de felicidad solar después de la lamentación nocturna. Fue escrita para las grandes voces de su época. Es la primera vez que esta obra maestra resuena en el patio del arzobispado de Aix-en-Provence, bajo una luna que, aunque sea auténtica, será también cómplice de la fatal ilusión.
Desafortunadamente vimos sólo el primer acto de la ópera, el frío y el viento que había en el patio del arzobispado eran realmente insoportable. Una pena porque la orquesta era excelente y el equipo de cantantes excepcional. Fuimos al hotel y escuchamos por la radio los otros dos actos.
Por otra parte, la escenografía y el vestuario no nos gustaban mucho, acentuaban el aspecto broma a la inglesa o, en este caso concretó, a la escocesa: por ejemplo, el Rey iba vestido con un kilt un poco ridículo. Lo que sí apreciamos mucho fueron las cualidades de actriz de Sonia Prina que conocíamos por sus participaciones en los conciertos de la Verdi barroca de Milán.
Pero, como ya decía, lo mejor fue la orquesta y los cantantes (Patricia Petibon, Sandrine Piau, Sonia Prina que ya conocíamos y todos los demás también buenísimos), así que al final y a pesar de todo, podemos decir que disfrutamos plenamente de esta obra maestra, en concierto dirigido por el excelente Andrea Marcon.