Si quiere usted ver a un periodista en todo su esplendor, escúchelo en una transmisión en directo, especialmente si se trata de una noticia de última hora en la que hay que improvisar el discurso, sin texto escrito delante ni pantallitas donde leer. Ahí se ve la verdadera capacidad expresiva de este gremio.
Un ejemplo reciente de muchos que se podrían aportar: una periodista informa de la muerte del premio Nobel peruano diciendo que el hijo del fallecido “ha publicado un comunicado en el que comunicaba la muerte de Vargas Llosa”. Claro, claro, lo ha comunicado mediante un comunicado. Después hablamos de la riqueza del español, pero para eso hay que conocerlo y manejarlo bien, cosa que, por otra parte, tampoco es tan difícil. El caso es que por esa redundancia la periodista no se excusó. Probablemente, ni se percató de ella o pensó que daba igual. Pues no, si son profesionales de la comunicación no vale la redundancia.

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