Así se dice: Al menos que seleccionen a los periodistas

En los medios españoles estos días se hablaba a cada rato de la selectividad, ese examen que se supone muy difícil y que en realidad es de una facilidad vergonzosa, aparte de que no selecciona nada. Lo raro es no sacar un sobresaliente o al menos un notable alto. No obstante, hay quien se queja de su dificultad, incluidos algunos profesores que en una noticia de ayer mismo hablaban de un examen de lengua castellana “difícil, si no imposible”, lo cual es poco menos que ridículo. Se criticaba la supuesta dificultad de una pregunta donde se pedía analizar sintácticamente una frase que contenía dos oraciones coordinadas adversativas. Esa esa toda su dificultad, un “pero” y una “sino”. De hecho, se trataba de una frase sin subordinadas, que se supone que es la pesadilla del estudiante de selectividad que se enfrenta al examen de lengua. Todo ello, además, para una pregunta que sólo vale 1,5 puntos. La queja del profesor probablemente se debe a que este ha preparado a sus alumnos para analizar subordinadas y ha dejado de lado las coordinadas, que también entraban en el temario, confiando en que cayeran lo que se supone más complicado (entre comillas), es decir, las subordinadas. La queja, por tanto, habla más de la presunta (no me vaya a poner una demanda) inconsciente actitud del profesor que de la dificultad en sí de la dichosa frase.

De todos modos, lo que queremos comentar es que la propia noticia que recogía y claramente apoyaba las quejas acerca de la dificultad de este examen contenía ella misma varios errores gramaticales y de redacción, lo cual no deja de ser curioso. Y eso que estamos acostumbrados a que no haya texto periodístico que no revele la incapacidad para el manejo de la lengua por parte de los mal llamados redactores. En este caso, se repetía en más de una ocasión un galicismo insoportable que, por otra parte, un servidor estudió en su momento de cara al examen de selectividad como error que no había que cometer (y no sólo en el examen, sino en general, que para eso se estudia o se debería estudiar lengua española, para conocer nuestro idioma y saber expresarse lo mejor posible). Nos referimos a la estructura “a + infinitivo”, con sentido de obligación impersonal. “[La pregunta] no aporta el número de errores a detectar”, en vez de “que hay que detectar”.

Pues nada, ya que no se selecciona en el momento de ingresar en la universidad, al menos que se seleccione durante la carrera. Por ejemplo, regla nº 1: los aspirantes a periodistas que no sepan hablar y escribir con corrección no podrán obtener el correspondiente título universitario.

Lo más triste es que incluso graduados en Filología Hispánica, Español: lengua y literatura o como llame a estos estudios cada universidad terminan sus carreras cometiendo faltas de ortografía y sin haber logrado una buena capacidad de redacción. Por si a alguien le interesa, esas personas después llegan a ser profesores de lengua española en secundaria y en bachillerato. Que Dios nos coja confesados.

Andrés Ortega


 

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Andrés Ortega Garrido