Ya nos hemos referido en otra ocasión a las dos posibilidades de construcción del verbo “advertir” (“Advertir que y advertir de que”, publicado en este blog el 16 de junio de 2024). La confusión entre ambas se repite constantemente. El otro día leíamos lo siguiente en el diario El País (al final, terminaremos poniendo nombres y apellidos a los infractores linguísticos, que buena falta hace): “[el político] advierte que la financiación no está cerrada y presiona con llevar al Congreso la propuesta”. En fin. Lo que el periodista está diciendo es que el político “se da cuenta” (“advierte que”), pero lo que quiere decir es que “avisa”, “previene” o “insinúa” (“advierte de que”).
Me pregunto para qué se estudia lengua española en primaria, secundaria, bachillerato… y después, suponemos, en las carreras de periodismo. Es evidente que quienes se dedican a él tienen unas carencias tremendas en el uso de la lengua, que, al fin y al cabo, quieran o no, les guste o no les guste, sean o no conscientes de ello, es su instrumento de trabajo. Imagínense a un cirujano que no sabe ni cómo coger el bisturí, a un pintor que no sabe por dónde agarrar el pincel o a un albañil que, como Benito Lopera Perrote, hacía la pasta sin agua.

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