A propósito de un incendio, un periodista televisivo decía lo siguiente, mientras se veía en pantalla el fuego: “así ardían las llamas”. Podría pensarse que el periodista se ha puesto poético, incluso metafísico (igual es que no come), pero más bien lo que pasa es que no sabe hablar. Decir que las llamas arden es absurdo desde un punto de vista meramente lógico. Lo que arde es alguna cosa, lo cual genera una llama. Pero no es la llama lo que arde, sino el objeto que se está quemando.

Géneros y tópicos de la literatura grecolatina en la poesía española de vanguardia
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