Andrés Neuman en el club de lectura

El relato de Ilona

Cuando nací, mis ojos estaban muy abiertos y no tuve a bien llorar. Era un mediodía de enero de 1977; fecha que, en términos aritméticos, podría ser cercana. Hombre desconfiado, el médico me alzó entre sus brazos y me examinó al trasluz, como si en vez de mí se tratara de una gruesa hoja de papel. Yo le respondí con otra mirada, quiero suponer que divertida. Seguía sin llorar como era debido. El médico dudaba entre zarandearme un poco o desentenderse del asunto. Le preguntó a mi madre cuál iba a ser mi nombre. Andrés -respondió ella-, ¿algún problema, doctor Riquelme? No sé -dijo el doctor, estudiándome como con espanto-, el bebé parece normal, pero no llora: sólo me mira. ¿Y eso es grave, doctor? Más o menos, señora; digamos que, si el nene se acostumbra a mirar mucho, entonces va a tener que aprender a llorar. (Una vez Argentina)

El 23 de abril, el Día Internacional del Libro, los miembros del club de lectura del Instituto Cervantes de Milán tuvieron el placer de conocer a Andrés Neuman y comentar con él su libro Una vez Argentina. El autor fue acogido  por el Director de Instituto Cervantes Arturo Lorenzo González y presentado por nuestra compañera del club, una gran aficionada a la lectura, Adriana Fabiani.

DSC08735Durante el encuentro, entre muchos temas se habló de la importancia y la peculiaridad de su escritura en el panorama literario español y sudamericano, de su trayectoria profesional, del papel que juega lo autobiográfico en su obra, de su madre, del derecho al olvido y a la memoria y de sus maestros.

El escritor nos contó que escribió Una vez Argentina cuando tenía 24 años. La crítica se preguntaba porqué un escritor tan joven escribe unas memorias. Neuman explicó que no se trataba de las memorias sino de unas ‘’no-memorias’’ por que la mayoría de los acontecimientos ocurieron antes de su nacimiento y a muchos de los personajes presentes en la novela él ni siquiera los conoció. Le parecía imprescindible  y urgente escribir este libro en aquellos años en que aún estaban vivos los testigos, los parientes lejanos. De este modo quería salvar los recuerdos de su familia. Neuman nos reveló que escribir  este libro fue  una experiencia única y muy especial para él por que trataba con las vidas y no con los personajes. Negociaba con los parientes  acerca  de las cosas que podía incluir en el libro y lo que tenía que callar. Conversaba con los fantasmas que eran sangre de su sangre. Fue un cierto acto de espiritismo, una experiencia mágica. Nos habló de la importancia de la carta de su abuela Blanca y la cinta que le grabó su tía cuando él tenía apenas un año, cinta que estuvo olvidada en un cajón en el sótano de la casa de sus padres hasta el momento de la escritura del libro, en que apareció. Nos confirmó que todos los nombres, excepto tres, y los oficios, eran reales. El libro recoge las memorias de las personas de la familia del autor y ficciones que el autor inventó para llenar los huecos y las brumas de la memoria de los parientes.

Neuman nos habló también de los factores que le impujaron a escribir esta novela. Uno de ellos fue la investigación política y sociológica de la narrativa argentina para su tesis doctoral. Se trataba del cuento argentino de la post-dictadura. El segundo factor fue un cuento largo que escribía en aquellos tiempos y que nunca publicó. El tercer factor fue el deseo de contar la historia de su familia que era una familia multicultural cuyos orígenes son españoles, italianos, alemanes, lituanos y franceses. Proveniente de una familia de músicos, era muy consciente de ser el único narrador de su familia y de ahí su deseo de dejar la huella de sus antepasados. Asímismo, nació  y pasó su adolescencia en plena dictadura argentina y no quería olvidar y callar estos hechos históricos.

La novela está estructurada sin orden cronológico y con capítulos de extensión irregular como los caprichos de la memoria, como un mosaico.  Leer este libro es como hojear un viejo álbum de fotografías en blanco y negro con sus bordes amarillentos. Es un viaje al pasado, a la memoria prestada de un adolescente.

Cabe subrayar el lenguaje poético. Lo notamos, sobre todo, en las descripciones de los personajes. Cuando se le preguntó si se consideraba poeta, escritor o cuentista, respondió que se identificaba con los tres al mismo tiempo. Utiliza los tres géneros literarios de forma natural. En cuanto a la lengua, en la novela el narrador habla en castellano y los personajes se expresan en argentino. Este hecho confirma la dualidad dialectal del autor. Lo que le diferencia de los demás escritores sudamericanos que viven en España es el hecho de que él no es un escritor exiliado, sino que tuvo la fortuna de poder criarse y educarse en ambos países. Él mismo dice que es un escritor fronterizo, a quien le gusta mezclar los dialectos y lenguas de América Latina, ambientar sus novelas en lugares imaginarios, inventados.

Al final del encuentro hablamos también de los maestros del escritor. Neuman nos enumeró algunos de los que más le inspiraron, entre los cuales están, además de Cortázar y Borges: Manuel Puig, Witold Gombrowicz, Roberto Juarroz, Virginia Woolf.

DSC08737Muchas personas de origen argentino presentes en el encuentro le agredecieron de corazón esta novela, compartieron sus reflexiones y recuerdos de aquellos tiempos de la dictadura y su añoranza por la patria. Fue un encuentro conmovedor y muy interesante. Andrés Neuman es una persona encantadora y un gran escritor.

Estoy completamente de acuerdo con  Roberto Bolaño quien ha dicho «Tocado por la gracia. Ningún buen lector dejará de percibir en sus páginas algo que sólo es dable encontrar en la alta literatura, aquella que escriben los poetas verdaderos. La literatura del siglo XXI pertenecerá a Neuman y a unos pocos de sus hermanos de sangre.»
(Roberto Bolaño, Entre paréntesis)

¡Sus libros son más que recomendables!

¡Buena lectura!

 Ilona Cieniuch

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La lectura como cuerpo

[youtube http://youtu.be/BQqDfNY97ac]

La palabra se estira con cada movimiento de quien lee. Doblándote subrayas la longitud del verbo. Cuando elevas el libro, la atención se sostiene igual que un músculo. Me tienta imaginar el personaje al que te abrazas, en cuáles adjetivos te detienes. Celebro tus rodeos de asombro o de pregunta. Quién pudiera de ti recibir esos ojos con idéntica hondura. Eres lo que hace falta. Gramática en acción. Un cuerpo de sintaxis. Esa última línea donde se hacen un nudo temblor e inteligencia.

Publicado por Andrés Neuman en su Blog Microrréplicas

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Fahrenheit(Rai 3) del 22 de abril 2013

Ficha del club de lectura

Una vez Argentina de Andrés Neuman