Cuando un hombre aparece con dos tiros en la nuca en el ascensor de su propio edificio, sin que ninguno de los vecinos haya oído ni visto nada, hay algo que casi puede darse por seguro: la última persona con la que ese hombre se cruzó en su vida era un profesional. Para un investigador de homicidios, el dato es relevante, pero no exactamente en el sentido que tiende a imaginar el profano.
El martes 14 de mayo en el Instituto Cervantes de Milán los aficionados a la novela negra tuvieron el placer de conversar con Lorenzo Silva, el autor de la serie policiaca protagonizada por dos guardias civiles la sargento Chamorro y el brigada Bevilacqua. Aunque solo ocho de los 43 libros que ha publicado Lorenzo Silva se pueden considerar de género negro, se le conoce, sobre todo, por sus novelas policíacas. La serie goza de gran éxito y especial difusión. Por esta razón hemos elegido para el encuentro en nuestro club de lectura la sexta entrega de la serie La estragedia del agua.
El autor fue presentado por el Director de Instituto Cervantes Arturo Lorenzo González quien a continuación le preguntó por el proceso de creación de la novela negra. Silva respondió que tiene una visión propia del género negro. Sus libros lanzan la mirada más allá de los límites del género. Mencionó su gran maestro de la novela negra: Raymond Chandler. Sostuvo que era el prosista más lírico y elegante, cuyos títulos eran verdaderas metáforas. A Chandler, lo que le interesaba no eran las tramas sino el tratamiento de los personajes y el trasfondo social. En sus libros destaca, además, la visión poética de la realidad.
Inspirado por la lectura de los libros de Chandler, Silva intentó buscarse un espacio en el panorama literario español de los años ’90. Nos contó que los inicios eran difíciles porque en aquellos tiempos el género era considerado minoritario y de poco futuro. Los editores sentían recelo y no publicaban fácilmente las novelas policiacas. Según ellos la novela negra era poco creíble en la realidad española. Uno de los pocos escritores que tuvo éxito era Manuel Vázquez Montalbán. A Silva este prejuicio le parecía un acto de cobardía y una conducta acomplejada. Para demostrar que la novela negra tiene también raíces en la historia de la literatura española y no sólo anglosajona, se planteó escribir una novela policíaca, cuyos protagonistas serían dos guardias civiles. Era un proyecto experimental y arriesgado debido a que la Guardia Civil no gozaba de buena fama.
Sin embargo, sus personajes son dos guardias civiles muy diferentes y ajenos al estereotipo. Con sus libros, el autor quería visibilizar los rasgos de la Guardia Civil que la mayoría de los ciudadanos no percibía.
El autor de La estragedia del agua nos reveló que seis editores rechazaron su primera novela cuando la escribió, en el año 1995. Por ello, la novela estuvo en un cajón durante tres años. Fue en 1998, después del éxito de otras obras suyas, que Silva dio a su editor 3 libros para leer, entre los cuales estaba el olvidado manuscrito de la serie policíaca. El libro gustó al editor y fue acogido muy bien por los lectores. Incluso, recibió el Premio El Ojo Crítico. Este acontecimiento le confirmó que el proyecto estaba funcionando, que los lectores habían perdido sus prejuicios y no desviaban la mirada de los libros que hablaban de la Guardia Civil.
Los lectores aprecian el hecho de que los protagonistas no son ni prototípicos ni representativos. Tienen una visión muy personal del sistema judicial. En los diálogos podemos notar la ironía, el esceptismo y, sobre todo, su inconformismo. Bevilacqua considera que su jefe no es el teniente, el juez que lleve el caso, ni siquiera el ministro, ellos trabajan para el ‘’muerto’’, que ha pagado sus impuestos toda la vida. Su deber moral es descubrir el asesino y detenerlo.
En la novela lo que destaca son las escasas descripciones de los protagonistas. No obstante, los conocemos muy bien a través de los diálogos. Los personajes son los matices de sus palabras.
En cuanto a la trama de La estragedia del agua el autor se insipiró en un hecho real que ocurrió en Madrid, a 20 kilómetros de su casa. La historia le pareció sobrecogedora dado que trataba de un divorcio tormentoso, con una lucha por la custodia de la hija y el asesinato del marido. Silva nos contó la historia real y los elementos que ha alterado en su novela. Nos reveló que en el caso real la mujer no era tan inteligente ni tan fría, sino más colérica. El sicario, en cambio, era mucho más astuto, taimado, ni siquiera fue condenado y está libre. El final del libro es abierto, el lector no puede estar seguro si la mujer es culpable o inocente, la única cosa de la que puede estar convencido es de que no era una buena mujer. En ningún momento confiesa el crimen y en ninguna de las conversaciones telefónicas menciona el asesinato.
Silva nos contó que algunos críticos le reprocharon que en el libro faltasen sorpresas, giros bruscos de la trama, pistas falsas. Él se defiende diciendo que el caso le pareció tan sobrecogedor que sacar el desenlace sorprendente sería fuera del lugar. El libro habla de cómo hacer frente a las adversidades y de cómo un padre defiende con paciencia y sacrificio el vínculo paternal. Subrayó la importancia del talante filosófico y la inteligencia.
Durante las dos horas que duró el encuentro el ganador del Premio Planeta, Lorenzo Silva compartió con el público asistente sus pensamientos sobre la novela negra, su creación literaria y sobre el sistema judicial en España. Fue una charla muy interesante y animada.
¡Buena lectura!
Ilona Cieniuch
PD. Lorenzo Silva tiene un blog muy interesante en el que ha relatado su viaje a Italia.