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EL HUMO DEL CIGARRO
Miras a contraluz el suelto hilo
que se devana en fáciles volutas.
Y en esa trasparente arquitectura
reconoces un ritmo, el equilibrio
de una danza precisa.
Y te dices que el humo tiene un orden,
un concertado pulso que edifica
su liviana columna.
El mismo que gobierna
la rotación de antiguas nebulosas,
el latido puntual de las mareas
y el de tu corazón, desafiando
el peso de la tierra.
Se consume la brasa,
pero se prende el denodado estambre
al rizo de su vuelo, y multiplica
en la sutura de las altas pérgolas
esa ufana corola necesaria.
Lo que nunca será de la ceniza.
MIGUEL ÁNGEL VELASCO (Palma de Mallorca 1963, Palma de Mallorca 1 de octubre de 2010). El poema escogido pertenece al libro “La miel salvaje”, XV Premio Internacional de Poesía de la Fundación Loewe.Colección Visor de Poesía.
Si, el cardo tienta mas duro que el dolido silencio, mas muerde que la soledad sin viento, pero la sangre aun no vendra, su vestido es aureo, no centellea el negro del mal aguero cuervo, y aun besa a la noche algun que otro deseo, pero el cardo punza mas que hierro a fuego, y el lo sabia con sus labios muertos
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