FIESTA
Cuando hacemos el amor tu tienes los ojos cerrados.
Tu boca apretada como cicatriz de una vieja herida
revela el hilo de tu aliento caliente.
Sólo tus manos grandes de arena seca reconocen a mi cuerpo.
¡Mírame por Dios! Mírame mi amor y será una fiesta.
OTRA MITAD
Ser dos.
Morir dos veces.
Sentir el dolor al cuadrado.
Ser dos. Y de repente ser uno.
Acostumbrarse a cerrar los ojos cuando en el espejo roto aparece un fragmento de tu cara.
Ser uno.
Fuimos dos.
Establecer contigo una paz inmensa, definitiva como la muerte.
Ser uno.
Una sombra pequeña en el espacio onírico de un sueño.