EL CEMENTERIO VACÍO
Volví a la isla para buscarte y encontré solo ese camposanto.
Tú estabas en mis adentros, viva entre mis entrañas y mi pecho.
Cierro los ojos y te sigo viendo,
lejos de la vida y de la muerte,
en el fondo del pozo de mi alma.
Mi cementerio tampoco tiene muertos,
ni en su memoria, ni en su nostalgia.
Como aquel que vimos en La Palma, ,
debajo de la montaña,
mirando al mar,
como si la eternidad solo fuera un paisaje.
SANTIAGO GIL (Santa María de Guía de Gran Canaria, 14 de abril de 1967). El poema seleccionado pertenece al libro ‘TÉ MATCHA’, Ediciones La Palma.
Foto de Daniel Mordzinski