
Antonio Buero Vallejo estrenó en 1949 Historia de una escalera, que fue galardonada con el prestigioso premio Lope de Vega.
Su puesta en escena en el teatro Español resultó más que exitosa.
Historia de una escalera, posiblemente la cumbre del teatro español de la segunda mitad del siglo XX, es, en cierto modo, un fiel retrato de la sociedad española de la posguerra; de sus aspiraciones y sueños truncados. De la herencia, también, de los años previos y del efecto que esto tuvo en el futuro de las generaciones que siguieron.
La historia está ambientada en un modesto edificio de vecinos.
Los diálogos son fluidos, naturales. El estilo de Buero Vallejo no es nada artificioso. Constituye toda una lección ético-estética. Fiel estandarte de un teatro realista y, en cierto modo, social. Sin extravagancias ni estridencias de ningún tipo. Sin aristas retóricas innecesarias o ajenas al texto y a la historia que a través de él se cuenta.
Vez tras vez se ha llevado a las tablas, despertando siempre gran interés. Destacable es la versión de Estudio 1, de Television Española, de 1971.
Una gran obra del teatro español que aún hoy, más de siete décadas después, conserva la fuerza y solidez de antaño.
Todo un clásico contemporáneo.

Retratos, el nuevo libro de David Baró, lo conforman poemas que, al modo de pictóricos lienzos, eternizan el momento pasajero. En él se disecciona, metafóricamente, una sucesión de instantes congelados por siempre sobre el tiempo. Pequeños retazos en remembranza de fugaces sombras preteridas.