A propósito del Alcalde de Zalamea        

El alcalde de Zalamea. Foto: David Ruano – Teatro Arriaga antzokia

En su magnífica El alcalde de Zalamea, Calderón cierra el aparente dilema dramático con las siguientes palabras: «Al rey la hacienda y la vida / se ha de dar, pero el honor / es patrimonio del alma, / y el alma sólo es de Dios». Tristemente, olvidando esta sabia sentencia, muchos venden su alma a cualquiera y por cualquier precio; con frecuencia de baratillo, de hecho. 

Hoy, además, se atiende mucho a la salud física; cosa más que necesaria, sin duda. ¿Y para cuándo la parte anímica? La psicología algo ha explorado al respecto. La etimología griega da certeras pistas. La metafísica —desde Aristóteles, al menos— postula diversas opciones. 

Si hay enfermedad del cuerpo, así también la hay del alma. Todos hemos oído hablar alguna vez de lo psicosomático. Caras de una misma moneda, al fin. 

Recordemos las palabras del gran drama calderoniano. Es bueno tenerlo presente. Es bueno no olvidarlo. 

David Baró


Retratos es un libro de poemas que, a modo de pictóricos lienzos, eternizan el momento pasajero. En él se disecciona, metafóricamente, una sucesión de instantes congelados por siempre sobre el tiempo. Pequeños retazos en remembranza de fugaces sombras preteridas

Toda la información en la Biografía de David Baró

Un gran despliegue de relatos poliédricos que sorprenderá gratamente
a los lectores. Un ejercicio de talento literario e imaginación sin límite
alguno. Una vez que comience por el primero no podrá parar.

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