Se vende un tranvía (1959) es un mediometraje, de Juan Estelrich March (bajo la supervisión y asesoramiento de Berlanga), en el que se cuenta la historia de un pícaro a quien se le ocurre timar a un inocente agricultor que tiene unos dineros. Ciertamente, Julián (que así se llama el timador) no lo llevará a cabo sólo. Un grupo de conocidos del oficio lo ayudarán a poner en marcha la peculiar farsa.
El mediometraje fue, en realidad, un capítulo piloto de lo que debería haber sido una serie titulada «Los pícaros», pero se quedó en eso nada más.
En cualquier caso, es una pequeña joya de la cinematografía española, que resume, en esencia, gran parte del característico universo berlanguiano.
La estructura de la historia es circular y retrospectiva. El guión lo firman García Berlanga y Rafael Azcona, en la que fue su primera y afortunada colaboración.
Cuenta, además, con la participación de José Luis López Vázquez, Luis Ciges, Chus Lampreave (en uno de sus primeros papeles en la gran pantalla), María Luisa Ponte, Antonio García Quijada, y otros destacados intérpretes. También es curiosa, al menos, la aparición final del propio Berlanga en un pequeño papel.
Por otra parte, en esta historia, ya hay importantes claves que serán seña e identidad del cine del gran director valenciano.
Una historia de estafadores, de crítica social y humor inteligente.
Retratos es un libro de poemas que, a modo de pictóricos lienzos, eternizan el momento pasajero. En él se disecciona, metafóricamente, una sucesión de instantes congelados por siempre sobre el tiempo. Pequeños retazos en remembranza de fugaces sombras preteridas
Un gran despliegue de relatos poliédricos que sorprenderá gratamente
a los lectores. Un ejercicio de talento literario e imaginación sin límite
alguno. Una vez que comience por el primero no podrá parar.
Aire Nuestro 