
Juan Manuel de Prada es uno de los narradores españoles más mordaces e incisivos de los últimos años. Su obra, peculiar y poliédrica, oscila entre unos orígenes que beben copiosamente de Borges, Gómez de la Serna y Valle – Inclán, entre otros, y una serie de novelas posteriores, influenciadas por la ficción pulp, con tintes de trama o peripecia policiaca o,con frecuencia, seudo histórica, cuando no directamente cinematográfica, cercana a la serie B, que, en cualquier caso, mantienen un nivel de excelencia –depurado el estilo, frisando, a veces, en magritud– y una clara e incólume voluntad de impronta o sello distintivo.
Novelas como Las máscaras del héroe —de clara ascendencia barroca, donde la metáfora se enseñorea, posesionándose de la trama o, mejor dicho, siendo ella misma tramoya y trama— o La vida invisible —novela portentosa en muchas de sus páginas a la, tal vez, le sobran unas cuantas— son muestra clara de su poderoso estilo. Otras hay no tan logradas.
Es, en definitiva, uno de los autores que hay que tener en cuenta en el último cuarto de siglo de narrativa española.

Retratos es un libro de poemas que, a modo de pictóricos lienzos, eternizan el momento pasajero. En él se disecciona, metafóricamente, una sucesión de instantes congelados por siempre sobre el tiempo. Pequeños retazos en remembranza de fugaces sombras preteridas

Un gran despliegue de relatos poliédricos que sorprenderá gratamente
a los lectores. Un ejercicio de talento literario e imaginación sin límite
alguno. Una vez que comience por el primero no podrá parar.
