Umbral

Asiduo a la ironía y a epatar, con una prosa de estilo impresionista y, a veces, seco, Umbral pontificaba cotidianamente desde su férrea tribuna periodística. No siempre acertaba, claro. Autor que desangraba sus filias y fobias en sentencias de línea y media con la grácil garra de un tigre derramada en tinta. Polémico y superficial en ocasiones. Hablaba de su libro, de sus cosas. De sí mismo bajo extraños ropajes (todos los escritores lo hacen). Aprendió algo de Delibes; otras cosas de Proust. Imitó a Valle-Inclán. Frecuentó el Café Gijón. Quiso ser poeta a lo Juan Ramón en prosa (Mortal y rosada fe de ello). Releyó a Larra con fruición y, en noches de insomnio, entre musas, dialogó con Gómez de la Serna. Ejerció con acierto la crónica social. Jugó a ser Baudelaire. Dandi siempre, aunque sobrepasado con frecuencia. Y ganó el Cervantes, al fin, que celebró tomándose un whisky y escribiendo un buen artículo. Pérez Reverte y él se alabaron mutuamente en singular justa literaria de articulistas sin par. Todo un personaje. 

David Baró


Retratos es un libro de poemas que, a modo de pictóricos lienzos, eternizan el momento pasajero. En él se disecciona, metafóricamente, una sucesión de instantes congelados por siempre sobre el tiempo. Pequeños retazos en remembranza de fugaces sombras preteridas

Toda la información en la Biografía de David Baró

Un gran despliegue de relatos poliédricos que sorprenderá gratamente
a los lectores. Un ejercicio de talento literario e imaginación sin límite
alguno. Una vez que comience por el primero no podrá parar.

Toda la información en la Biografía de David Baró