
PRIMERAS SEMANAS
Esas primeras semanas, no sé si sabía cómo amar a nuestra hija. Su cara parecía abrumada, fruncida de preocupación -- y ni siquiera desesperanza, sino simplemente depresión, una expresión de resistencia. La piel de su cara estaba finamente arrugada, había mechones de pelo en sus orejas, se parecía un poco a una ardilla, suspicaz, en trance.Leer más