Uno de mis lugares favoritos es, sin duda, la ciudad de Granada. Perderse por sus callejuelas, respirar el olor a jazmín y a yerbabuena que sale de los patios de sus casas, hablar con su gente, pasear por el barrio del Albayzín y cruzar el río Darro hasta subir a su tesoro mejor guardado: la Alhambra. He visitado Granada ya cuatro veces, y cada vez que voy me quedo sin palabras ante tanta maravilla. Muchos intelectuales, artistas, músicos, se enamoraron de ella. Famosos son, por ejemplo, los “Cuentos de la Alhambra” de Washington Irving.
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