ÚNICO CENTRO
A José Luis Berrón
Qué emprender cuando cualquier acción se siente fútil, cualquier gesto irrisorio, ahora que la amenaza cubre la luz del día con sus andrajos, y todo intento de desquite es igual que azotar al océano, es pueril.
Los rodeos, los ardides fracasan de antemano. Solo queda, rompiendo en las costas, un oleaje de tiniebla. Y aquí, en la pulpa iluminada del instante, un grito.
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