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EL GATO
La ciudad me expulsa con su textura de hojalata, subo las escaleras de un edificio cálido para llegar a mi departamento. Antes de encender la luz dos fulgores agazapados y punzantes brillan en la oscuridad, me amenazan con su mirada amarilla, me acusan. Todo el espacio se llena de maullidos, su olor a encerrado se me atora en la garganta, áspero. En su pelo gris parecen resonar los muros estrechos de la casa, entre crujidos las sombras reproducen la imagen ahora más gris del gato, y a un tiempo miles de gatos me rodean. En cada habitación no veo más que garras, al entrar me arañan, antes de defenderme desaparecen dejando polvo aglomerado en nubes, hasta impedirme la visión. No puedo pasar.
A veces creo que no está, pero su silencio, al cabo de rasparse contra el aire hueco, expande su presencia. Y no importa en qué armario me esconda o con cuál rapidez me encierre en mi alcoba: allí siempre el gato, como una sentencia impostergable.
LA MEDUSA
En la playa, sobre la arena veteada, la medusa. En su concavidad arde, íntimo, un punto de luz; es el oleaje aún, mar fino en un prisma. Pero al secarse, la medusa se muda en carámbano de luna. Sin escamas ni plumas, enrosca los cabellos; unos le paralizan el cuerpo, otros claman contra el cielo, como alas, un grito.
SILVIA EUGENIA CASTILLERO (Ciudad de México)

Arte y Gente
Silvia Eugenia Castillero
La directora de la publicación Luvina Silvia Eugenia Castillero en entrevista para Milenio.
Foto: Mariana Hernández León
Excelentes microrrelatos, cuya estructura obliga a una redacción y creatividad ajustada al tema. Saludos y felicitaciones mil, desde Caracas, Venezuela.
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