HERIDAS
Le pregunto si le importa que fume. El hombre al que acabo de conocer esta noche, busca entre las revistas que tiene amontonadas junto al sofá, hasta dar con un encendedor. Me acerca el mechero encendido y le veo unos números grabados en la muñeca. Le pido que se suba la manga. Aparece una calavera con dos diamantes dibujados en el hueco de los ojos y, debajo, su nombre, en una especie de garabato infantil. Le digo que se desabroche la camisa. Tú primero, me pide. Se queda mirando el sujetador de encaje. Hace mucho que no veía uno de estos, me dice. Intento mantener una sonrisa sosegada. No quiero prestarle demasiada atención a la cara que pondrá después, cuando me lo desabroche y lo deje caer y vea las cicatrices y me pregunte por lo que ocurrió. Prefiero quedarme mirando el rostro de mujer que tiene tatuado a la altura del corazón.
¿ESTÁS SEGURA?
Se lo decían todos antes de que se casara. Pero hubo una ceremonia con quinteto de cuerda Una fiesta por todo lo alto, barra libre, y un buen polvo en un hotel de cuatro estrellas. Claro que lo estaba. Pero fue llegar a la ciudad y sentir la necesidad de ir a lanzar una moneda a la fuente, esa tan famosa.
KIKE PARRA VEÏNAT (Alzira, 1971). Los microrrelatos pertenecen al libro “Siempre pasan cosas” (Editorial Enkuadres, 2015).