LOS TURISTAS
Hace cosa de dos meses apareció en el barrio una pareja de turistas. Él llevaba un plano en la mano y una cámara de fotos colgando del cuello y ella un vestido estampado y ligero. Nos llamó la atención ya que el nuestro es un barrio obrero y aquí no hay nada que ver, sólo calles bastante feas con bares y zapaterías. Porque otra cosa no, pero nos gusta ir bien calzados. Continuamente se pierden estos turistas y tienen que prescindir del plano porque no lo entienden. Es entonces cuando nos preguntan y nosotros los desorientamos un poco más enviándolos de aquí para allá. Y así todos los vecinos tienen ocasión de acercarse a verlos. A él con su plano y con su cámara y a ella con su vestido estampado y ligero. Con menor o mayor descaro, unos les echan fotos con el móvil y otros los graban en vídeo. Se han convertido, de forma involuntaria y desde que aparecieran de pronto, en la atracción turística del barrio. Y de eso hace, ya digo, cosa de dos meses.
PAPANOELES SONRIENTES
Decidir, la semana después del funeral, no postergarlo más e ir una mañana a vaciar el piso de mamá. Encontrarlo todo tal cual estaba la víspera de Reyes. Registrar (qué verbo tan impersonal, pero no hay otro mejor) los cajones del despachito. Encontrar los papeles del banco y guardarlos en carpetas verdes. Revisar el dormitorio. Buscar entre sus cosas. Recuperar el joyero del tocador. Descubrir los álbumes de fotos. Y los demás recuerdos. Abrir el armario, apilar la ropa sobre la cama. Clasificarla para la beneficencia. Hallar, ocultos bajo un juego de sábanas con olor a alcanfor, los paquetes. Sentir entonces un escalofrío. Romper con los dedos vacilantes el que lleva una tarjetita con tu propio nombre, rasgar los papanoeles sonrientes y los abetos adornados del papel de regalo y no poder disimular una mueca de contrariedad al descubrir, en su interior, los mismos calcetines negros de siempre.
DAVID VIVANCOS ALLEPUZ (Barcelona, 1970). Los micros pertenecen al libro PRODUCTO INTERIOR MUY BRUTO (Editorial Enkuadres, Valencia, 2016).