Anagnórisis
Con la súbita embestida del caballero, aquel molino pudo al fin desahogarse:
—¿Veis cómo nos ataca? ¿Veis que nos llama gigantes? ¿Quién es el loco ahora?
Efecto llamada
Después de lo de Ulises, las sirenas idearon un nuevo sistema mucho más cómodo. Hicieron dragar su costa y desmontaron los arrecifes traicioneros e inhumanos. A cambio, mandaban sus cantos por satélites, televisiones y todo tipo de pantallitas, mostrando maravillas de su mundo, que hacían
diana en lejanas tierras desesperadas. Luego, solo quedaba aguardar pacientemente. Y una valla imponente y afilada, y barcos guardacostas que devolvían invariablemente a la miseria o la muerte a los incautos.
Dos microrrelatos del libro Yo, que tantos hombres he sido, de Tomás del Rey (Maclein y Parker, 2020)

