El microrrelato de los viernes: Dos poemas en prosa de Charles Simic

Todas las moscas del Círculo Polar vienen de mis
noches de insomnio. Así es como viajan: el viento las
lleva de carnicero en carnicero; luego los rabos de las
vacas se afanan cuando toca ordeñarlas.

De noche, en los bosques del norte, escuchan al
alce y al somorgujo... Allí el verano es tan corto que
apenas tienen tiempo de contarse las patas.

«Tan valientes como un sello cruzando el
océano», zumban y suspiran, y enseguida es hora
de hacer bolas de nieve, de las grises y pequeñas con
piedras dentro.

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Soy el último soldado napoleónico. Han pasado
casi doscientos años y sigo batiéndome en retirada
de Moscú. El camino está flanqueado por abedules
blancos y el barro me llega hasta las rodillas. La mujer
tuerta quiere venderme una gallina, y ni siquiera tengo
con qué vestirme.

Los alemanes van en una dirección; yo, en la
contraria. Los rusos van por otro lado mientras
se despiden. Tengo un sable de gala. Lo uso para
cortarme el pelo, que tiene metro y medio de largo.

CHARLES SIMIC (Belgrado, serbia, 9 de mayo de 1938). Los poemas seleccionados pertenecen al libro “El mundo no se acaba”. 

Premio Pulitzer de Poesía 1990

Edición Bilingüe de Jordi Doce (Vaso Roto, 1989)