ENTRE SOMBRAS
Se la llevó la palmera, quien la miró nunca podrá olvidar su cabellera negra enredándose en su cuello, el cuerpo tenso y esa sonrisa diáfana. La niña se columpiaba como todos los días. La cuerda la amarraba en un extremo del balcón y en el extremo de la cuerda un pedazo de madera le servía de asiento. Se mecía de dos a tres de la tarde. ¿Por qué no gritó? Seducida por el penacho de la palmera, se dejó columpiar por esa sombra de manos. Hace tiempo que no vemos a Ruperto, el joven que repartía folletos publicitarios. Sin embargo, la sombra todos los días devora la pared.
MONOLINGÜE
Era un yo mismo antes de que vinieran a rasurarme. Me han mirado y se olvidan que quise decirles a su debido tiempo que el dedo oponible es el único testigo de que hubo espíritu. A mí me han castigado los dioses, me dieron un doblez innoble, una bola amarilla y un pájaro de signos como alas. No te reclamo por el espejo sino por esta monótona forma de decir las cosas.
SERGIO ASTORGA (Ciudad de México). Los micros seleccionados pertenecen al libro “Perplejidades”, Quark ediciones digitales

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MUCHAS GRACIAS. ABRAZOS
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