Sobre el fútbol y sus aledaños 

Los periodistas deportivos son los sofistas contemporáneos. Pueden decir una cosa y su contraria en cuestión de minutos sin apenas despeinarse, según el color de la camiseta de la que se trate. Francamente, resulta cómico (tragicómico, más bien). Un verdadero espectáculo o farsa escénica que, si no aporta mucho, a lo menos entretiene. Esta peculiar tramoya alcanza el culmen de la exacerbación en los programas de debate balompédico; auténticas batallas de no muy elevada dialéctica, eso sí. Una hoguera o feria de egos y vanidades contrapuestos. Pasión, lo llaman. Demasiada. Toda una seudoreligión. A veces, incluso, da la impresión de que el deporte en sí es lo de menos (¿vano pretexto de sombra y luz?). Eso sí, en el manejo de la lengua son impecables (o no tanto, a qué engañarse.Con frecuencia incurren en flagrantes fueras de juego lingüísticos). Pero esa, por supuesto, es otra historia (de terror). 


David Baró


Un gran despliegue de relatos poliédricos que sorprenderá gratamente
a los lectores. Un ejercicio de talento literario e imaginación sin límite
alguno. Una vez que comience por el primero no podrá parar.

Toda la información en la Biografía de David Baró