Hay ciertas culturas que son modas y ciertas modas que son cultura. Y así se reflejó ya en un ensayo de los años ochenta atribuido a Eco. Pero, si esto es así, si se valora lo pasajero y nos olvidamos de lo trascendente, todo se acaba trivializando (o al menos, relativizando). A algo de eso se refería Kant, al hablar del imperativo categórico e incluso en su filosofía de la estética; de hecho, en su Crítica del juicio. E igualmente Dostoievski. En definitiva, los postulados metafísicos son necesarios. Imprescindibles.


Un gran despliegue de relatos poliédricos que sorprenderá gratamente
a los lectores. Un ejercicio de talento literario e imaginación sin límite
alguno. Una vez que comience por el primero no podrá parar.