En un periódico español, a raíz de un caso de presunta agresión sexual, podíamos leer el otro día la siguiente frase: “la abogada de la supuesta joven ha presentado ahora un informe…”. Evidentemente, esa joven de la que se habla no puede ser “supuesta”. En todo caso, será “la supuesta víctima”, ya que, en este tipo de información, lo “supuesto” es el estatus de la persona (como criminal o como víctima) y no su edad, cosa que puede entender cualquier persona. Con todo, el periodista que ha escrito esa frase no es capaz de comprenderlo. El sedicente redactor no sabe redactar y, sin embargo, se dedica a ello.En fin, un caso de más de supuestos profesionales de la comunicación, que demuestran cada día su nula capacitación para dedicarse a un trabajo que requiere un manejo constante de la lengua.

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