El microrrelato de los viernes: Dos micros de robots

Alberto Chimal
10011

En sus quince minutos de fama, el robot Arnulfo Martillo habló en televisión de cómo un error de su programación permitía ver colores que nadie más podía, fuese robot, humano o criatura de cualquier otro tipo. La conductora del programa (la infinitamente más famosa Angélica Cizalla) cometió entonces el error de pedirle que describiera esos colores. Arnulfo lo intentó y catorce de sus quince minutos se fueron en tartamudeos, repeticiones (“¡se ve tan hermoso!”) y malas metáforas: Arnulfo no era poeta.

Cuando salió del estudio, Arnulfo regresó a su casa caminando, con la misma cara de asombro que tenía siempre (y por la que muchos lo creían un tonto) ante la belleza del mundo.

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