
SOLO SUEÑO
No te preocupes por esas pesadillas, hermano. No creas en lo que cuenta madre sobre el carácter premonitorio de los sueños. Te aseguro que jamás podría hacerte mal. Ni siquiera te guardo rencor porque Dios prefiriese tu ofrenda de cordero a mis humildes vegetales. Ven, Abel, vamos al campo. Quiero contarte una cosa en secreto.
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