El perchero literario: Darío y la modernidad

    La modernidad poética en el ámbito hispánico comienza con el autor de Azul, el gran poeta nicaragüense Rubén Darío. Un hecho nada soslayable que, sin ningún género de dudas, podemos equiparar con las grandes aportaciones anglosajonas contemporáneas. Hojas de hierba, por ejemplo. Claros eslabones. Hitos poéticos de una «nueva» estética. 

   Si Bécquer había significado la introspección tardorromántica, Darío supone el último canto del cisne modernista, siendo, a su vez, el catalizador necesario de las ulteriores revoluciones estilísticas. 

   Autor representativo, Darío, sin embargo, es mucho más que eso; lo moderno empieza con él. Es el Rimbaud imprescindible venido de América para desbaratar acartonadas realidades y viejas añoranzas impostadas. 

    Luego vendrán Machado, Juan Ramón; las vanguardias también. Pero todo, en cierto modo, empezó con él, puente y motor del cambio. 

   Fue retratado por Valle-Inclán, cual merecido homenaje póstumo, en su inaudita Luces de Bohemia

   Autor singular y ubérrimo. Los excesos acabaron con él. 

   Su obra pervive, a pesar de la posmodernidad a la que, paradójica e inopinadamente, tanto contribuyó. 

David Baró