Al proceso de convertirse las flores en piedra podríamos llamarle olvido. No todos los geólogos estarían de acuerdo en llamarle así a la burbuja de tiempo en la memoria que se llena lentamente de sustancias minerales aportadas en disolución por las aguas que lavan el pasado, los filósofos, sospecho, tampoco estarían de acuerdo. Los cuerpos petrificados son el resultado del descuido natural de la vida que en ocasiones bota cuerpos sobre la tierra. Al chiquillo que avanza distraído por el espacio como por un camino lleno de flores que corta, enamorado, y luego deja caer, se le suele llamar tiempo, poeta le podríamos decir entonces a aquel que sabe cómo conectar de nuevo a aquellas flores con el viento.
JULIO SERRANO ECHEVERRÍA (Xelajú, Guatemala, 1983). El poema seleccionado pertenece a Tierra (Sophos Editorial), 2020.
