LA CASA DE LOS ADUANEROS
Tú no recuerdas la casa de los aduaneros en la elevación inclinada sobre la escollera: desolada te espera desde la noche en que entró en ella el enjambre de tus pensamientos y se detuvo inquieto. La marejada azota hace años la vieja muralla y el sonido de tu risa ya no es alegre: la brújula gira loca a la ventura y el cálculo de los dados no regresa. Tú no recuerdas; otro tiempo trastorna tu memoria; un hilo se devana. Tengo todavía la punta; pero se aleja la casa y sobre el techo la ennegrecida veleta gira sin piedad. Tengo la punta; pero tú estás sola casi ni respiras en la oscuridad. Oh el horizonte en fuga donde se enciende rara la luz del petrolero. ¿Es este el paso? (Pulula todavía el oleaje sobre el acantilado que se desploma). Tú no recuerdas la casa de esta noche mía. Y yo nos sé quién va y quién queda.
LA CASA DEI DOGANIERI
Tu non ricordi la casa dei doganieri
sul rialzo a strapiombo sulla scogliera:
desolata t’attende dalla sera
in cui v’entrò lo sciame dei tuoi pensieri
e vi sostò irrequieto.
Libeccio sferza da anni le vecchie mura
e il suono del tuo riso non è più lieto:
la bussola va impazzita all’avventura
e il calcolo dei dadi più non torna.
Tu non ricordi; altro tempo frastorna
la tua memoria; un filo s’addipana.
Ne tengo ancora un capo; ma s’allontana
la casa e in cima al tetto la banderuola
affumicata gira senza pietà.
Ne tengo un capo; ma tu resti sola
né qui respiri nell’oscurità.
Oh l’orizzonte in fuga, dove s’accende
rara la luce della petroliera!
Il varco è qui? (Ripullula il frangente
ancora sulla balza che scoscende...)
Tu non ricordi la casa di questa
mia sera. Ed io non so chi va e chi resta.
que tenemos la misma enfermedad.
No existe una definición
para esta admirable tortura,
hay quién la llama spleen
y quién melancolía.
Pero si aceptamos el juego
en los márgenes encontramos
una señal inteligible
que puede dar sentido a todo.
(Versión Jorge Aulicino )
EUGENIO MONTALE (Génova, 12.10.1896 – Milán, 12.09.1981), versión de Jorge Aulicino