
Las Comedias bárbaras, de Ramón María del Valle-Inclán, es una trilogía dramática compuesta por Águila de blasón (1907), Romance de lobos (1908) y Cara de plata (1922). La saga de los Montenegro, noble alcurnia gallega de rancio abolengo, son los protagonistas absolutos de la obra.
La estética de Valle-Inclán se funde en variado crisol y emerge con lograda mixtura de tradiciones.
Aroma de legendaria tragedia. Un Rey Lear galaico.
Cualquiera de ellas bastaría para situar al genial gallego en lo más alto de la escena dramática española del siglo XX.
Numerosas son sus adaptaciones. Entre ellas, la que llevó a cabo Bigas Luna, con Juan Luis Galiardo en el papel del Mayorazgo Juan Manuel Montenegro. También es destacable la adaptación (Cara de plata) de José Luis Alonso, con escenografía de Nieva y José Bódalo en el papel del patriarca gallego. E igualmente la que llevó a cabo José Carlos Plaza.
Difícil es encontrar algo parecido en las tablas españolas. Acaso, algunas performances de la Fura dels Baus o ciertas piezas de Arrabal (El gran ceremonial, por ejemplo), en las que se intuye el mundo propio de las Comedias bárbaras, serigrafiado a lo Buñuel.

Retratos, el nuevo libro de David Baró, lo conforman poemas que, al modo de pictóricos lienzos, eternizan el momento pasajero. En él se disecciona, metafóricamente, una sucesión de instantes congelados por siempre sobre el tiempo. Pequeños retazos en remembranza de fugaces sombras preteridas.