UN MODELO de Felipe R. Navarro
Estimado Señor Edward Hopper:
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LA MIRADA DE FRIDA KAHLO de Isabel Wagemann
Cuando su hombre no aparece en la cama y ya son demasiadas noches,
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UN MODELO de Felipe R. Navarro
Estimado Señor Edward Hopper:
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LA MIRADA DE FRIDA KAHLO de Isabel Wagemann
Cuando su hombre no aparece en la cama y ya son demasiadas noches,
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MEDIA ABUELA
Siempre tuve media abuela. Me miraba con su único ojo, me abrazaba con la mitad de las costillas y apenas un pecho. Respiraba con un pulmón y cuando escuchábamos música, ponía la oreja izquierda hacia los altavoces. Un día, mamá cavó un agujero junto al haya roja. Enterramos la cajita con sus cenizas y las trenzas que le cortaron a los quince años. Aunque murió la mitad de ella, la lloramos entera.
UN ROTO PARA UN DESCOSIDO
En el verano de 1999, sin darme cuenta, me enamoré de un hombre al que le faltaba el brazo izquierdo, supongo que tuvo que ver con que soy tuerta del ojo derecho.
Con el paso de los días pude constatar que no era el brazo izquierdo lo único que le faltaba pero cuando vine a darme cuenta ya no tenía remedio: me había enamorado como sólo se puede enamorar una colegiala tuerta.
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MEDIA ABUELA
Siempre tuve media abuela. Me miraba con su único ojo, me abrazaba con la mitad de las costillas y apenas un pecho. Respiraba con un pulmón y cuando escuchábamos música, ponía la oreja izquierda hacia los altavoces. Un día, mamá cavó un agujero junto al haya roja. Enterramos la cajita con sus cenizas y las trenzas que le cortaron a los quince años. Aunque murió la mitad de ella, la lloramos entera.
UN ROTO PARA UN DESCOSIDO
En el verano de 1999, sin darme cuenta, me enamoré de un hombre al que le faltaba el brazo izquierdo, supongo que tuvo que ver con que soy tuerta del ojo derecho.
Con el paso de los días pude constatar que no era el brazo izquierdo lo único que le faltaba pero cuando vine a darme cuenta ya no tenía remedio: me había enamorado como sólo se puede enamorar una colegiala tuerta.
Leer másPLOF El acróbata salta de su trapecio al trapecio en que llega su compañera —ya sabéis cómo son las mujeres— tarde y espléndida. IGG ¿DESPECHO? A Andrés Neuman He bajado exactamente los dos kilos de peso que él necesitaba para enamorarse de mí. Él, en cambio, no sabe que, entre las palabras que ha…
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