Poemas escogidos: José Antonio Ramos Sucre

LOS GALLOS DE LA NOCHE DE ELSINOR

La bruma del canal subía a envolver los jardines lacios. Los faroles, de vidrios húmedos, arrojaban durante el día una luz fatua, de alquimia.

La joven macilenta había cautivado mi atención al asomarse por la ventana con el propósito de descubrir la hora en el reloj de la plaza. El tiempo y la intemperie habían mancillado la esfera y oscurecido el número romano, más propio de una lápida.

Hablábamos a escondidas de sus padres y guardianes. Se presentaba fielmente a averiguar por la ventana la misma hora en el reloj decrépito y la enunciaba escrupulosamente con su cauda de minutos y segundos.

Prometió acompañarme en la vida, huyendo conmigo, a favor del conticinio, sobre la grupa de mi caballo.

Le facilité la salida a la calle, despedazando los barrotes arcaicos de la ventana. Apareció envuelta en el lienzo plañidero de Eurídice.

Mi caballo nos arrebató en una carrera ciega, me lanzó por tierra y me arrastró un largo espacio del suelo. Un pie se me había prendido en la correa del estribo.

Dejó el galope y volvió a su mansedumbre natural, cuando el pregón de los gallos despidió de mi compañía el vano simulacro de la mujer.

LA PRESENCIA

La imagen de las torres se dibujaba en el mar. Unos pájaros tenues las rodeaban con su vuelo metódico. No podían sostenerse en sus pies elementales, falsos.

Los rayos caían al azar y con frecuencia desde el cielo vacío. Yo esforzaba el pensamiento y no descubría su origen imposible. Las torres y un ciprés lacio permanecían indemnes.

Yo había despertado de un sueño inmóvil y de sus visiones fatídicas, originarias de la luna. La vista del ciprés me encaminó a un sepulcro inédito.

Isolda había desaparecido de la tierra y descansaba allí mismo de su pasión agónica. Yo quise hablar y mis palabras volaron por el aire, convertidas espontáneamente en gemidos.

JOSÉ ANTONIO RAMOS SUCRE (Cumaná, Venezuela, 1890; Ginebra, Suiza, 1930). Los poemas seleccionados pertenecen al libro “Insomnio” (Firmamento Editores).

Foto de Eloy Muñoz ©