ARGENTINA
La censura a la música popular en Argentina ha combatido el lunfardo (esa “jerga de delincuentes a extirpar del lenguaje”), ha prohibido folkloristas de “peligrosa ideología”, rockeros que irradiaban “malas representaciones de la juventud” y hasta cantantes melódicos inesperados, delatando el permanente acecho y persecución a toda forma de expresión masiva y popular (Bertazza, 2008).
