La Coruña, Finisterre y Costa de la Muerte, 20 de mayo
Creo que la gaviota se equivocó.
Debió de confundir el gris azul del tejado del multicine con la neblina azulada que sube del mar al levantarse el sol.
Se equivocó, se precipitó, y ahora está allí, estrellada sobre el cemento, mojándose bajo la lluvia y secándose bajo el sol, ofreciéndole un miserable espectáculo a los que tengan habitación en el quinto piso del hotel, como nosotros.